miércoles, 23 de julio de 2014

XII

Sólo unas monedas para el colectivo, no hace falta mucho.
Comenzar el día viéndolo nacer.
Sentarse y contemplar cada rayo de sol en cada ondulación del Río de la Plata.
Saborear el frío como un fruto agrio pero agradable.

No hace falta mucho.

Sólo un pescador y a su lado un balde repleto de nada.
La certeza de estar viviendo en este momento y en este lugar y de habernos encontrado.
Una nube casi invisible en un horizonte que nos parece tan hermoso como distante.
La calle prácticamente vacía. Los ojos cansados de no haber dormido.
La sensación de escuchar las mismas voces o de compartir los mismos silencios.

Un lugar.
Un momento.

Sólo unas monedas, no hace falta mucho.

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